América Latina, la región del mundo más peligrosa para las mujeres
Una de cada tres mujeres en el mundo han sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida.
Varios países del mundo celebran manifestaciones de protesta este lunes, 25 de noviembre, con motivo del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Una jornada en el que las organizaciones y colectivos feministas reclaman más medidas para luchar contra esta lacra.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa de que el 35 % de las mujeres –una de cada tres– han sufrido violencia física o sexual en algún momento de su vida.
«La violencia contra las niñas y las mujeres es violencia contra toda la humanidad», declaró recientemente la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini.
Según Naciones Unidas, en 2017, América Latina fue la región más peligrosa del mundo para las mujeres en términos de violencia machista. Este 2019, en México murieron 833 mujeres, en Argentina 290, en Perú 180 y en Ecuador 95.
«Las mujeres y las niñas sufren violencia en casi todos los ámbitos de sus vidas», denuncia la ONU. En una campaña de 16 días lanzada contra la violencia de género, la organización pide a los medios de comunicación «cambiar la narrativa». «No culpemos a las víctimas, sino a los agresores. Usemos el poder del lenguaje a favor de las sobrevivientes», destaca.
«No te quedes mirando», insta en otros de sus mensajes.
«Mayor protección de la víctima»
En países como España, la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género calcula que, desde 2003 hasta la actualidad, han fallecido 1027 mujeres. Tan solo en estos once meses de 2019, han muerto 52. El último asesinato ocurrió este mismo lunes, cuando una joven de 26 años fue asesinada por su pareja, de 29, en la localidad española de San Isidro, en la isla de Tenerife.
Sonia Nuñez Puente, investigadora de estudios culturales y de género, explica a RT la necesidad de que exista una legislación «orientada no solo al aspecto punitivo, no solo al posterior castigo después de la violencia sufrida, sino también, por un lado, a la prevención y, por otro, a poner el foco más allá de la víctima, en el agresor».
«Buscamos cambios legislativos que se orienten hacia una mayor protección de la víctima, que no tenga que ponerse solamente en manos del aparato judicial, que no tenga solamente que denunciar para poder contar con la protección del Estado y que, sin embargo, se ponga el foco en los agresores», comenta la especialista.