¿Cuanto vale el sillón presidencial?

Desde carteles anticomunistas, odio, racismo y hasta amenazas de muerte, es la campaña que lleva el fujimorismo de los grupos de poder.

Si algo tenemos que resaltar en esta campaña política del fujimorismo, de los grupos de poder económico y de la derecha, es su capacidad de odiar, a través de la prensa, de los gestos demoníacos de Keiko, de sus carteles anticomunistas y de sus mensajes de muerte.

Asistimos, en apenas cuatro meses de campaña, a la más burda expresión de racismo, segregación social y de manifestaciones fascistas desde la trinchera naranja y aliados, que pareciera que hemos vuelto al peor día mismo de la Santa Inquisición, en el que, la hoguera, la guillotina y el cadalso, daban cuenta de quienes osaban desafiar el poder de los todopoderosos señores, feudales, príncipes o monarcas.

Los ociqueos rabiosos de Rafael López Aliaga, planificando y exigiendo la muerte del comunismo (que no existe), pidiendo las cabezas del Dr Vladimir Cerrón y del Maestro Pedro Castillo, frente a una turba de poseídos por ese virus mental color naranja, por ese odio visceral seudo católico celeste (los verdaderos católicos no proponen matar a nadie), y envuelta por esa nebulosa fétida que se disemina diariamente a través de los medios de comunicación del grupo El Comercio y sus ángeles caídos que, con libretos escritos producidos en los antiguos sótanos del SIN y en las oficinas de la Confiep, nos han permitido, por fin, a los peruanos, ver, el verdadero rostro de lo que han significado doscientos años de República y lo que podrían ser los próximos treinta, si se imponen electoralmente los que encarcelaron, torturaron y mataron la democracia y la dignidad de nuestra Patria.

¿Cuánto vale, entonces, el Sillón Presidencial?

Para nosotros, la reivindicación de nuestro pueblo, la justicia y la equidad política, social y económica, el renacimiento de todas las razas, de todas las sangres y todas las culturas que fundaron y convivieron siempre en armonía con la Dios y con la madre naturaleza, desde nuestros ancestros, el profundo amor por nuestra patria y el respeto por la vida y los derechos humanos.

Para el fujimorismo y sus aliados, la consolidación de la corrupción institucional, la persecución y muerte de quienes denunciamos la suciedad política del crimen organizado en los partidos políticos de fachada que los representan, el terrorismo electoral que llama públicamente a matar candidatos opositores.

¿Se imaginan escuchar sentencias de muerte, contra líderes políticos y dirigentes sociales, campesinos y estudiantiles, desde palacio de gobierno, desde la Presidencia del Concejo de Ministros, desde algún ministerio o desde algún programa de la televisión alquilada al gobierno, si es que el fraude electoral declarara a Keiko Fujimori como presidenta el 6 de junio? Sería el comienzo del retorno a los años de la dictadura fujimorista y a las cuentas más oscuras de de víctimas y desapareciones forzadas de los años noventa.

¿Será el preámbulo a la concreción del sueño golpista vargallosiano o del resurgimiento del Grupo Colina y del Comando Rodrigo Franco, para sofocar a la choledad empobrecida y asfixiada por el abuso y la ignominia que se atrevió a ponerle rostro, nombre y propuesta política a sus doscientos años de opresión y esclavitud?

El Perú, latinoamericana y el mundo, están advertidos. Se acaba de reiniciar la casería contra los pobres, los cholos, los maestros y trabajadores que se declaren contrarios al Statu Quo.

Por: Jorge Spelucin Aliaga.

Diario Perú

Medio de comunicación sin fines de lucro.

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