Fuscán: Elecciones, plato suculento

El ciudadano elector está más que "curao" de estos vivazos, al final votan por quien desean aunque almuercen dos o tres veces cuidándose.

Hay quienes creen o consideran que escribir sobre lo que sucede en nuestras provincias, distritos o comunidades del interior del país es un esfuerzo vano, insignificante, que no tiene relevancia y no ataca el problema principal como la corrupción en la que, por ejemplo, están metidos los delincuentes o dizque políticos de cuello y corbata. No estamos de acuerdo con esta posición. En el siguiente artículo publicado en Julio de 2010 en la revista Fuscán N° 17, se pinta de cuerpo entero de manera irónica y hasta podríamos decir satírica el comportamiento vergonzante de algunos candidatos a ocupar el sillón municipal de nuestros pueblos y que remedan actitudes de los jerarcas de sus partidos políticos tratando a los ciudadanos como mendigos, gente que vende su voto por un plato de lentejas.

A continuación el texto que lleva por titulo:

ELECCIONES: Plato suculento.

En las justas electorales, los candidatos a ocupar el sillón municipal, parecen participar en un concurso de «platos típicos» como los que organizan en las ferias. El ajetreo y la poca vergüenza que demuestran estos señores y sus acólitos por convencer a los votantes, sin proyectos, planes, ni programas por intermedio de exquisitos potajes, es realmente patético.

El mismo día del acto electoral, los postulantes al primer cargo político del distrito, llaman a ingresar a sus casas o locales partidarios cuadrándose cual verdaderos mozos de restaurantes cinco estrellas.

Los votantes que por primera vez participan y muchos de los que llegan de las zonas rurales, obedecen sumisos, como si fuera una orden, y apuran la cuchara mirando de reojo a la futura autoridad municipal; pero aquellos que ya pasan de los tres escrutinios, lo hacen saludando muy atentos: -¡Hola don Julito! ¿Cómo estás Manuelito?

Muy desenvueltos y frescos actúan los que ya tienen «cancha» e incluso se toman la libertad de hacer comentarios: -Hoy ganamos don Julito, ¡ese del Apra es un grajo! -hablan muy seguros.

Luego del desayuno o almuerzo, cuya calidad depende de la solvencia económica que tenga el candidato, este raro anfitrión despide a sus, podríamos decir, comensales, con las siguientes palabras:

– Paisitas, regresan a las cinco pa’ celebrar – mientras sus ayayeros hacen todo lo posible, con mandiles y manteles incluidos, por demostrar que la fiesta del triunfo será la envidia de toda la ciudad.

Casi al llegar al centro de votación y hasta en la misma cola, la mayoría de votantes contradicen lo que los entendidos llaman «encuesta a boca de urna» ya que al ser interrogados por quién votarán, contestan de acuerdo al gusto del curioso preguntón: – bah, puel Isauro pue’, por quien más va ser?

Sin embargo, el ciudadano elector está más que «curao» de estos vivazos, al final votan por quien desean aunque almuercen dos o tres veces cuidándose, eso si, que no se percaten de ello los nada cándidos candidatos que ven en el sillón municipal un plato suculento.

Diario Perú

Medio de comunicación sin fines de lucro.

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba